viernes, 13 de mayo de 2016

Occidente

                                                         Occidente                                                            Occidente (del latín occĭdens, ‘puesta de Soloeste además de referirse al punto cardinal oeste, se usa para denominar a una zona del mundo lospaíses occidentales o mundo occidental) y a una cultura o conjunto de culturas (cultura occidental) y unacivilización (civilización occidental). Cada uno de esos conceptos tiene una extensión diferente según como se defina. En su acepción más restrictiva, se limita a la región occidental deEuropa, tal como se definió durante laEdad Media europea, agrupando las monarquías que se encontraban bajo el mando político y religioso de la Iglesia Católica Apostólica Romana. En su acepción más amplia, incluye a la práctica totalidad del mundo actual, transformado por la cultura europea                                                                                                                                                       Mundo  occidental, con países centrales, países periféricos y los aliados, así como los países de cultura eslava ex-Historiográficamente, se suelen identificar las bases de la civilización occidental con el proceso del nacimiento de las sociedades históricas, a partir de las ciudades sumerias del IV milenio a. C., y su extensión al Próximo Oriente Antiguo, especialmente al Antiguo Egipto; culminando en la cultura grecorromana o clásica.
El concepto de Occidente como civilización se suele contraponer al concepto de Oriente(este) o civilizaciones orientales. La identificación de la cultura occidental con distintasreligiones es un asunto problemático. Es usual identificarla con el cristianismo o con la denominada tradición judeo-cristiana. La inclusión del islam dentro de la civilización occidental es lógica desde el punto de vista historiográfico, pero es muy habitual establecer la oposición entre una “civilización musulmana” o islámica (o mundo islámico, incluido en la idea de “Oriente” y el “orientalismo” su estereotipo y una “civilización cristiana” (identificada con “Occidente” y el “occidentalismo” su estereotipo
En la filosofía de la liberación se suele distinguir "lo occidental" de "lo occidentalizado", a la vez que su utiliza la categoría de la División Norte Sur (o "Sur global" y "Norte global") para precisar los componentes de dominación y dependencia poco visibles en la categoría "Occidente".
En el pensamiento católico fue usual distinguir las categorías de Iglesia oriental e Iglesia occidental. Sin embargo, desde mediados del siglo XX la teología latinoamericana de la liberación desarrolló una tercera categoría definida como "Iglesia latinoamericana", con características teológicas, culturales, políticas y antropológicas propias, en tanto que el papa Francisco diferenció la "Iglesia del sur", de sus precedentes oriental y occidental.                               La occidental como civilización autoconsciente                   El Hombre de Vitruvio, uno de las máximas expresiones del concepto de la                                                                      ta Hasel siglo XVII, la narración de la historia universal se realizaba en Europa en términoseurocéntricos, del mismo modo que cada civilizaciónlo había hecho en sus propios términos (por ejemplo, sinocéntricos en la civilización china). Así, cuando Cristóbal Cellarius propuso unaperiodización, consideró los hechos y procesos de lahistoria europea para establecer los hitos divisorios de las edades Antigua, Media y Moderna. Pero, simultáneamente a los descubrimientos geográficosy al establecimiento del primer y moderno sistema mundial, se desarrolló la introspección y laautoconciencia de la especificidad de la civilización europea frente a la alteridad del resto del mundo, tanto en sentido positivo como negativo: junto con elimperialismo y el racismo surgió la valoración e incluso la defensa de los colonizados y la crítica a la colonización por los propios colonizadores (“mito delbuen salvaje”, “polémica de los naturales”).
Gobineau distinguía siete civilizaciones en la historia, incluyendo a la civilización occidental; no precisamente en pie de igualdad, puesto que consideraba explícitamente la “desigualdad de las razas humanas” (1853-1855). Las principales potencias europeas establecieron en el siglo XIX su indiscutible superioridad económica y militar (Revolución Industrial, Diplomacia de cañonero) sobre la totalidad del mundo; e incluso la independencia de las nuevas naciones del continente americano, protagonizada por las élites europeas locales, reforzaba la misma idea: La idea de progreso surgida con la Ilustración, e incluso la extensión de lasteorías evolucionistas fuera de su ámbito biológico (el llamado darwinismo social), parecían identificarse con la imposición de la civilización occidental sobre las demás; más aún, con el triunfo del mismo concepto europeo de “civilización” sobre otros grados necesariamente menores de desarrollo social (el “salvajismo” y la “barbarie”). Esa imposición no era vista como un premio, sino como una responsabilidad (“la carga del hombre blanco”).
La época de optimismo tocó a su fin con la Belle Époque y la paz armada. El estallido de laPrimera Guerra Mundial (1914-1918), inicialmente entre entusiastas movilizaciones nacionalistas que acallaron las minoritarias protestas pacifistas, dio en poco tiempo paso a la conciencia del desastre sin precedentes que trajo consigo: un aparente suicidio de la civilización. En este ambiente Oswald Spengler publicó La decadencia de Occidente (1918-1923), donde concibe las civilizaciones como entes cerrados que nacen, crecen, luchan por la supervivencia y mueren, distinguiendo claramente al mundo occidental del mundo helénico. Sus ideas fueron adoptadas y perfeccionadas por Arnold J. Toynbee en su magno tratado Estudio de la Historia (12 tomos, 1933-1961, revisado en 1972) en donde conceptualiza a Occidente como una civilización cristiana con su época de esplendor en la Edad Media.
El concepto decimonónico de civilización (que, en términos hegelianos, había llegado a la realización del “espíritu absoluto” en la historia: el Estado nacional o liberal -para Hegel, en su versión prusiana-) quedaba desafiado por los totalitarismos soviético y fascista, y se destruía por tanto ese pretendido “fin de la historia”. Para Ortega y Gasset era el tiempo deLa rebelión de las masas (1929) y La deshumanización del arte (1925). La crisis de 1929, laSegunda Guerra Mundial (1939-1945) y la Guerra Fría (1945-1989) pusieron sucesivamente al mundo entero en trances que se percibían como posibles catástrofes apocalípticas. Ladescolonización y el tercermundismo cuestionaron nuevamente la centralidad de Occidente en términos de civilización.
En 1989, el hundimiento del bloque comunista y el surgimiento de una nueva era deglobalización, hizo resurgir el concepto heación mgeliano del “fin de la historia” en una única civilizundial, reelaborado por Francis Fukuyama (El fin de la Historia y el último hombre, 1992). En respuesta a ello, la concepción toynbeana de un Occidente más o menos cerrado y unido por una tradición cultural cristiana y europea, fue reasumida por Samuel Huntington en su tesis del “choque de civilizaciones” (1993), que adquirirá una nueva popularidad después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 provocados por radicales islámicos.10

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